De vuelta a nuestro “Maranello”
particular, hay que ponerse manos a la obra.
Después del despiece completo
del motor, toca ensamblarlo de nuevo tras comprobar el estado de cada una de
las partes del mismo. No sin antes haber hecho alguna mejora.
Se comprueba y se planifica la
culata; se sustituyen las válvulas, se hacen los asientos de estas y su reglaje;
comprobamos el desgaste de los cilindros; estado de pistones y bielas, así como
del cigüeñal y los casquillos de biela; chequeo de la bomba de aceite; ponemos
un nuevo kit de embrague; sustituimos todas las juntas y retenes del motor;
nuevos tapones de bloque; y cambiamos los manguitos…
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Cogiendo forma. |
Y con todo listo a acoplar
todos y cada uno de ellos en su sitio. Dinamométrica en mano y manual del
Marbella, vamos dando el par de apriete necesario a cada tornillo y tuerca.
Ante todo profesionalidad.
Antes de que coja mucho peso el
bloque, “p´adentro”, que aquí no hay puentes grúa que faciliten la labor. Así
que el coche bien levantado y con cuidado deslizamos el motor. Poco a poco y con
pericia vamos llevándolo a su sitio, hasta tenerlo de nuevo anclado al chasis.
Así vamos acoplando el resto de piezas hasta completar el puzzle ¡y no sobró ni una arandela!
Detalle del ventilador. |
Puesta a punto y ¡a ver si
arranca!
Tiramos de aire, giramos la
llave y… ¡a la primera! ¡cómo suena! Con el escape libre ¡mete miedo!
Salió todo perfecto. Ahora, con
todo lo hecho en el motor, la fiabilidad mecánica está prácticamente asegurada,
o, al menos es lo que esperamos. ¡Qué nos dure durante todo el Raid!
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